Históricamente, los países y territorios de las Américas han sido líderes en promover la cultura de la prevención e inmunizar a sus poblaciones con el fin de erradicar o disminuir enfermedades prevenibles como la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la difteria, el tétanos, la tos convulsa o la meningitis.
Con el propósito de fortalecer los programas nacionales de inmunización en las Américas para llegar a las poblaciones con poco acceso a los servicios de salud regulares (poblaciones de las periferias urbanas, zonas rurales y fronterizas y en las comunidades indígenas) la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hace 10 años instauró la Semana de Vacunación en las Américas: comenzó 21 y finalizará el sábado 28 con el lema "La vacunación, un gesto de amor".
Bajan costos en salud
Mediante esta iniciativa la OPS promueve la inmunización como un derecho de la familia y como una herramienta fundamental para prevenir enfermedades. Y desde su creación en el 2003, más de 366 millones de personas de todas las edades han sido inmunizadas.
La reducción en la morbilidad y la mortalidad relacionada a los fuertes programas de vacunación en la región, han permitido reducir la carga sobre las familias y los sistemas de salud. Los logros alcanzados con la vacunación impactaron en los sistemas de salud y han contribuido a tener sociedades más productivas e inclusivas.
Salvan más vidas
En los últimos 10 años, la disponibilidad de un mayor número de vacunas en los países en desarrollo permitió salvar un gran número de vidas, y redujo las muertes en niños menores de 5 años, cumpliendo así con una de las "Metas del Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas" (MDGs). Esto es resultado de un mayor acceso al agua potable, mejores condiciones de saneamiento, aumento de la cobertura de la inmunización e importantes intervenciones sanitarias.
Sin embargo, a pesar del extraordinario progreso alcanzado en la inmunización infantil, todavía 24 millones de niños -casi el 20% de los que nacen anualmente en el mundo- no logran completar el esquema de vacunación previsto para el primer año de vida. Estos niños generalmente pertenecen a zonas rurales o alejadas de centros urbanos, viven en estados o regiones débiles o asoladas por conflictos. Durante más de 100 años, los científicos en los laboratorios de investigación han trabajado en el desarrollo de vacunas, instrumento clave para proteger a niños y adultos contra diversas enfermedades. Uno de esos investigadores, el doctor, Maurice Ralph Hilleman, es considerado el vacunólogo del siglo XX porque contribuyó al desarrollo de vacunas para enfermedades como sarampión, paperas, rubéola, varicela y hepatitis A y B.
No es sólo para niños
La inmunización no es exclusiva de la infancia; los adolescentes y adultos también se benefician de la protección que brindan vacunas contra la influenza, la meningitis, el neumococo y ciertos tipos de cánceres que pueden ser prevenidos. Siguiendo con la tendencia innovadora, tres de las más recientes vacunas desarrolladas han sido clave en la última década, ya que brindan protección contra más de una veintena de cepas del neumococo (bacteria causante de neumonías y meningitis), del rotavirus (la principal causa en el mundo de gastroenteritis severa en los niños) y del virus del papiloma humano o VPH (responsable de la mayoría de los cánceres de cuello de útero).
La efectividad
La inmunización tiene un gran impacto en la disminución de las enfermedades infecciosas (efectividad que sólo fue superada por el acceso al agua potable) y es una de las inversiones de salud pública más exitosas y redituables que existen, porque con la protección cada año se evita entre 2 y 3 millones de muertes, sostiene la OPS.